El origen lingüístico de Ecatepec, proviene de la lengua náhuatl y significa “en el cerro del Dios del Viento” (Eheca- tl = 'viento', tepē-c = 'en el cerro'), siendo un título que se le otorga al dios Quetzalcóatl.
El 6 de agosto de 1824 la Ley Orgánica Provisional otorga a Ecatepec la denominación de Distrito de México y es el 17 de febrero de 1919, cuando en la Ley Orgánica Municipal se le reconoce como Municipio Libre integrante del Estado de México
MISIÓN
Ser un gobierno responsable y con sensibilidad social, que fortalezca la participación ciudadana como mecanismo para establecer las líneas de acción del gobierno, respondiendo de manera profesional, eficaz y eficiente en la prestación de los servicios públicos y necesidades de la población, para la solución de los problemas comunes, y sentar bases sólidas para el desarrollo y transformación del municipio por el bienestar de todos sus habitantes, mejorando su calidad de vida.
VISIÓN
Avanzar hacia un desarrollo urbano sustentable, económico y social que procure y extienda las oportunidades de superación individual y colectiva, en un marco de legalidad y democracia plena, que garantice confianza, paz social y una intensa participación ciudadana en la solución de las problemáticas.
VALORES
Respeto a la dignidad de la persona. Fomentar el aprecio y consideración de todas las persona, sus libertades y derechos.
Diálogo. Mostrar una actitud permanente de apertura y diálogo con las diversas organizaciones políticas, sociales y sectores productivos, privilegiando el consenso como medio para impulsar el bien común y asegurar los fines superiores del municipio.
Orden. Promover el respeto y la aplicación de leyes y políticas públicas que aseguren una convivencia social más humana y un uso más adecuado de los recursos.
Legalidad. Sujetarse sin distinción, ni jerarquías, a las normas jurídicas de índole federal, estatal y municipal, respetando en todo momento los derechos humanos
Confianza. Servir a la comunidad con rectitud, transparencia y responsabilidad, reconociendo los errores cometidos y aprendiendo de ellos, con una actitud congruente entre los valores y los actos que llevados a cabo día con día.
Honestidad. Usar los recursos humanos, económicos y materiales con transparencia y apego al marco jurídico en acciones que realmente den respuesta a las necesidades de las personas. Uso transparente, escrupuloso y eficaz de los recursos públicos. Hablar con veracidad como hábito cotidiano que contribuya a fortalecer la vida institucional y mejorar el desempeño y la imagen del servicio público.
Calidad y calidez. Buscar cubrir las expectativas de los usuarios y del público en general de manera eficiente y amable, procurando acercar los servicios de manera oportuna.
Solidaridad. Ser corresponsables los unos de los otros para la solución de los problemas comunes de la sociedad.
Amabilidad. Estar obligado a proporcionar un trato atento y cordial a la ciudadanía. Tener una actitud de apertura a la comunicación y al diálogo permanente que se traduzca en una relación de servicio y trabajo respetuoso y diligente.
Responsabilidad. Desempeñar la actividad pública con un alto sentido de seriedad, profesionalismo y responsabilidad.
Subsidiariedad. Servir y apoyarse de manera auxiliar y temporal, asegurando el desarrollo de las personas, comunidades e instituciones.
Sensibilidad social. Orientar las prioridades de gobierno y el destino de los recursos públicos, para atender a la población más desprotegida, a la que padece mayores índices de pobreza, en busca de elevar su calidad de vida.